Crónica: Viaje al límite en el río Urubamba

El 24 de setiembre de 2025, a la una de la tarde, llegué a Sepahua, en vuelo desde Pucallpa. Sepahua es un pueblo amazónico asentado en la ribera del río Urubamba, en la región Ucayali. Desde allí debía embarcarme hacia Nuevo Mundo, distrito de Megantoni, provincia de La Convención, Cusco. No había margen de error: al día siguiente debía reunirme con docentes de secundaria que esperaban al Ministerio de Educación. Pero el bote regular ya había partido. En la Amazonía peruana, la movilidad depende del cauce de los ríos, y sólo hay horarios que nunca se saben si será antes o después. Perder una embarcación es quedarse varado en el tiempo. Un mototaxista, Jorge, me condujo de orilla en orilla preguntando por alguna salida. Todos dijeron que era imposible. La alternativa era un expreso privado: demasiado caro para mis bolsillos. Finalmente, Jorge me llevó a un barrio ribereño. Allí conocí a Julio y Mijail, dos padres de familia que muy contentos por la oportunidad de ganar platita aceptaro...