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Carta Sin Rencor

Para vivir en paz con uno mismo y los demás.  Juan: Desde que te conocí, viví enamorada de tu mente. De tu capacidad de análisis, de esa inteligencia tuya que desafiaba lo común. Los hombres morenos e inteligentes fueron siempre mi mayor pasión, y tú eras eso: agudo, distinto, apasionado por lo que piensas. Eso admiré. Eso me enamoró. Eras mi vida, mi razón, mi ser.  Hoy me voy de tu vida como mujer. No porque no haya amor, sino porque ya no puedo tolerar lo que hiciste. No lo juzgo. No lo condeno. Lo dejo ahí, como algo que fue, y que ya no puede seguir siendo. No pretendo que tú cargues con toda la culpa. Sería injusto. Quizá no pude llenar ese vacío que llevas dentro. Quizá fui demasiado, o demasiado poco. Quizá no te di seguridad. Quizá fallé en cosas que no supe ver. Y si es así, lo reconozco. No soy perfecta. Tú mismo lo dijiste alguna vez: “no podemos pelear por un puñado de vida.” Y tenías razón. Tenemos aún vida, y es muy corta para vivirla con rabia o rencor. No sé s...

“El precio del vacío”

   “El precio del vacío” Contexto: Después de que Juan la deja con una simple frase y Mar la arrasa con su dignidad, Miriam no regresa con Manuel. No porque él no la ame. Sino porque ella ya no ama a nadie, ni siquiera a sí misma. Cree que lo perdido puede reemplazarse con ropa, con lujo, con caricias sin alma. Cree que la dignidad se compra.   Escena (Habitación elegante. Cuadro caro. Un espejo grande. Miriam se maquilla. Lleva puesto un vestido rojo de seda. A su lado, billetes sobre la mesa. Se escucha una risa masculina desde el baño. Ella no sonríe.) Miriam (en voz baja, viéndose al espejo): —¿Esto es todo? ¿Este cuerpo? ¿Este silencio? ¿Esta cama que se enfría en cuanto se cierra la puerta? (Recoge el dinero. Lo guarda en su cartera. Se arregla el cabello. Cierra los ojos. Los abre otra vez. Se nota más vieja que ayer. Más vacía.)   Monólogo interno: “Juan se fue. Mar ganó. Manuel me perdonó… pero ya no supe cómo recibirlo. Yo solo sé ...

Carta: "Perdóname porque nunca jamás te desprendiste de mi sentir, Mar"

  Juan: Perdóname, sí. Pero no por lo que tú insinúas en ese título que me lanzaste como un anzuelo más. Perdóname por haber creído, por haber confiado, por haber tejido futuro con las manos abiertas mientras tú las tenías ocupadas en otras pieles. Perdóname por haber esperado un amor limpio donde solo había necesidad, manipulación y mentira. Dices que nunca jamás te desprendiste de mi sentir… Y yo me pregunto: ¿Dónde estaba ese sentir cuando le dabas dinero a otra mujer? ¿Dónde estaba cuando le pedías fotos mientras yo escribía cartas sinceras, creía en tus palabras y me entregaba entera? No, Juan. Eso no es amor que no se desprende. Eso es ego que no tolera perder su control. Eso es apego disfrazado de poesía barata. Eso es cobardía queriendo volver, pero sin sanar ni asumir. Yo sí me he desprendido de ti. Y no fue fácil. Me costó la piel, los sueños, el silencio. Me costó entender que no soy el reflejo de tu culpa ni el premio de tu arrepentimiento. Yo ya no te...

Carta Final: Nunca estuviste a mi altura

  Carta Final: “Nunca estuviste a mi altura” Juan, Mientras tú creías que me manipulabas con migajas de afecto y promesas envueltas en mentiras, yo observaba en silencio. Con una calma que no conoces. Con una inteligencia que jamás comprenderás. Fingí necesitarte. Fingí esperarte. Fingí amarte. Porque sabía que el momento llegaría: este. El instante en que te dejaría con el alma desnuda, sin refugio, frente a una verdad brutal: Nunca estuviste a mi altura. Te creíste astuto, cuando eras predecible. Te creíste fuerte, cuando solo eras cobarde. Te creíste imprescindible, cuando solo fuiste un capítulo más —uno que terminé con la pluma firme de quien ha vivido mucho y ha vencido más. ¿Sabes qué tienen en común todos los hombres que intentaron traicionarme? Que terminaron arrepintiéndose. Que no olvidaron mi partida. Que me buscaron en otras que jamás estuvieron a mi nivel. Que lloraron… cuando ya era demasiado tarde. Y tú no serás la excepción. No me ganaste. ...

Mi despedida anunciada

  Hay historias que no se cuentan para buscar lástima, sino para liberar. Esta es la mía. No es solo la historia de una mujer traicionada. Es la historia de cómo el amor sincero puede volverse el escenario de la mentira más cruel. De cómo en seis meses una vida puede estremecerse, abrirse, romperse… y empezar a sanar. No escribo desde el odio, sino desde el fuego. Desde la herida abierta que empieza a cerrar. Desde el alma que fue entregada con nobleza a un hombre que no supo recibirla. Aquí empiezo a nombrar lo que callé. Aquí empiezo a contar cómo sobreviví a Juan.  Lunes 30 de junio, 8 a.m. Abrí los mensajes, con el corazón en la mano y temblando, pero con la esperanza de no encontrar nada y demostrarme que mis miedos y dudas no tenían asidero. Eso no fue verdad. La verdad se abría de par en par y no pude detenerla. Se me heló el cuerpo, los cabellos se encresparon. Temblé largo rato. Caían mis lágrimas. Volví a mirar: era cierto. Era lo que yo sentía y quise negar. ...

La Educación Intercultural Bilingüe: una urgencia para las sociedad dominante

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 La EIB no es para los pueblos originarios: es una urgencia de las sociedades dominantes El desafío de la EIB en las sociedad urbana...                        Por Margot J. Camones Maguiña Durante décadas, desde el Ministerio de Educación se ha posicionado la Educación Intercultural Bilingüe (EIB) como una necesidad dirigida exclusivamente a los pueblos originarios, con el objetivo de garantizar su inclusión, reconocimiento y desarrollo dentro del sistema educativo nacional. Situaciones que ciertamente han contribuido a la necesidad de atender a los pueblos originarios con importantes avances, Sin embargo,  esta perspectiva, lejos de subvertir la lógica colonial, reproduce una narrativa que ubica a los pueblos indígenas como receptores de una política “compensatoria”, en lugar de reconocerlos como colectivos epistémicos,  culturales, sociales, economicos y políticos que que desarrollan prácticas educativas profun...

¿DIA DEL TRABAJO O DIA DEL OPRESOR?

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 ¿ Día del Trabajo o Día del Opresor?  Una perspectiva crítica desde la mirada del obrero y la decolonización El 1 de mayo, reconocido mundialmente como el Día del Trabajo, parece revestirse de sentido conmemorativo y reivindicativo. Sin embargo, desde una mirada crítica y obrera, y particularmente desde una perspectiva descolonizadora, esta fecha se revela como una celebración capturada por el mismo sistema que explota a quienes se pretende homenajear. El capitalismo ha vaciado de contenido político el sentido original del día, para transformarlo en una jornada de consumo y alienación, donde el obrero, lejos de ser sujeto emancipado, se convierte en engranaje funcional a la reproducción del capital. Karl Marx (1867/2009) ya advertía que el trabajo bajo el sistema capitalista es fuente de enajenación. El obrero vende su fuerza vital a cambio de un salario que luego es reabsorbido por el mismo sistema mediante el consumo de mercancías. Estas, en su dimensión simbólica, ocultan ...