Carta Sin Rencor
Para vivir en paz con uno mismo y los demás. Juan: Desde que te conocí, viví enamorada de tu mente. De tu capacidad de análisis, de esa inteligencia tuya que desafiaba lo común. Los hombres morenos e inteligentes fueron siempre mi mayor pasión, y tú eras eso: agudo, distinto, apasionado por lo que piensas. Eso admiré. Eso me enamoró. Eras mi vida, mi razón, mi ser. Hoy me voy de tu vida como mujer. No porque no haya amor, sino porque ya no puedo tolerar lo que hiciste. No lo juzgo. No lo condeno. Lo dejo ahí, como algo que fue, y que ya no puede seguir siendo. No pretendo que tú cargues con toda la culpa. Sería injusto. Quizá no pude llenar ese vacío que llevas dentro. Quizá fui demasiado, o demasiado poco. Quizá no te di seguridad. Quizá fallé en cosas que no supe ver. Y si es así, lo reconozco. No soy perfecta. Tú mismo lo dijiste alguna vez: “no podemos pelear por un puñado de vida.” Y tenías razón. Tenemos aún vida, y es muy corta para vivirla con rabia o rencor. No sé s...