Entradas

Mostrando entradas de julio, 2025

"ESTUDIÉ, LO LOGRÉ...POR REBELDÍA"

Imagen
  "ESTUDIÉ, LO LOGRÉ...POR REBELDÍA" #Prensahuaraz Testimonio de mi vida. Margot Camones Maguiña, docente, traductora e intérprete de quechua, compartió pasajes de su vida familiar, en un valioso testimonio. Nació en el caserío de Huacna distrito de La Merced (Aija) mayor de cuatro hermanos, estudió la educación Primaria en la I.E. Nº 86144 y culminó sus estudios secundarios en el colegio "Vicente Guerrero Palacios" de su distrito. Relató que para acudir a clases, debían caminar varias horas, por la distancia que separaba del lugar donde vivían hasta la escuelita. "Nos preparábamos de madrugada, para llegar a las 7.45 de la mañana" mencionó. Cuando iba creciendo, entendió que las largas horas de caminata, no debían ser por gusto, entonces comenzó a darle sentido a su vida, para avanzar. En casa teníanos muchas restricciones. Mi padre no aceptaba que hablemos en quechua, lo hacíamos casi a escondidas con mis hermanos. Sobre todo, mi hermano, recibía siem...

“Te amé cuando era tarde”

Imagen
  Capítulo I – La puerta entreabierta N adie me enseñó que el amor podía comenzar con una discusión. Y sin embargo, así fue. Era el año 2011. Huaraz amanecía con esa mezcla de neblina y promesas, y yo acababa de ingresar al bachillerato con la cabeza llena de sueños y la espalda cargada de miedos. No era una jovencita ingenua, pero tampoco sabía lo que era dejar que alguien entrara más allá de lo necesario. En esos días, todo era con desconfianza, incluso la amabilidad. Fue entonces que conocí a Jorge. Él venía de Piura. Profesor principal. Impecable en su vestir, con una voz segura y una forma de mirar que parecía leer más de lo que uno decía. Desde la primera clase, discutimos. No por rebeldía, sino porque algo en mí no podía simplemente asentir. Me gustaba pensar por mí misma, y él... él parecía disfrutar de esa resistencia. —Usted no puede generalizar así —le dije una vez, alzando la voz mientras toda el aula contenía el aliento. Él me observó con una calma desconcer...

Carta Sin Rencor

Para vivir en paz con uno mismo y los demás.  Juan: Desde que te conocí, viví enamorada de tu mente. De tu capacidad de análisis, de esa inteligencia tuya que desafiaba lo común. Los hombres morenos e inteligentes fueron siempre mi mayor pasión, y tú eras eso: agudo, distinto, apasionado por lo que piensas. Eso admiré. Eso me enamoró. Eras mi vida, mi razón, mi ser.  Hoy me voy de tu vida como mujer. No porque no haya amor, sino porque ya no puedo tolerar lo que hiciste. No lo juzgo. No lo condeno. Lo dejo ahí, como algo que fue, y que ya no puede seguir siendo. No pretendo que tú cargues con toda la culpa. Sería injusto. Quizá no pude llenar ese vacío que llevas dentro. Quizá fui demasiado, o demasiado poco. Quizá no te di seguridad. Quizá fallé en cosas que no supe ver. Y si es así, lo reconozco. No soy perfecta. Tú mismo lo dijiste alguna vez: “no podemos pelear por un puñado de vida.” Y tenías razón. Tenemos aún vida, y es muy corta para vivirla con rabia o rencor. No sé s...

“El precio del vacío”

   “El precio del vacío” Contexto: Después de que Juan la deja con una simple frase y Mar la arrasa con su dignidad, Miriam no regresa con Manuel. No porque él no la ame. Sino porque ella ya no ama a nadie, ni siquiera a sí misma. Cree que lo perdido puede reemplazarse con ropa, con lujo, con caricias sin alma. Cree que la dignidad se compra.   Escena (Habitación elegante. Cuadro caro. Un espejo grande. Miriam se maquilla. Lleva puesto un vestido rojo de seda. A su lado, billetes sobre la mesa. Se escucha una risa masculina desde el baño. Ella no sonríe.) Miriam (en voz baja, viéndose al espejo): —¿Esto es todo? ¿Este cuerpo? ¿Este silencio? ¿Esta cama que se enfría en cuanto se cierra la puerta? (Recoge el dinero. Lo guarda en su cartera. Se arregla el cabello. Cierra los ojos. Los abre otra vez. Se nota más vieja que ayer. Más vacía.)   Monólogo interno: “Juan se fue. Mar ganó. Manuel me perdonó… pero ya no supe cómo recibirlo. Yo solo sé ...

Carta: "Perdóname porque nunca jamás te desprendiste de mi sentir, Mar"

  Juan: Perdóname, sí. Pero no por lo que tú insinúas en ese título que me lanzaste como un anzuelo más. Perdóname por haber creído, por haber confiado, por haber tejido futuro con las manos abiertas mientras tú las tenías ocupadas en otras pieles. Perdóname por haber esperado un amor limpio donde solo había necesidad, manipulación y mentira. Dices que nunca jamás te desprendiste de mi sentir… Y yo me pregunto: ¿Dónde estaba ese sentir cuando le dabas dinero a otra mujer? ¿Dónde estaba cuando le pedías fotos mientras yo escribía cartas sinceras, creía en tus palabras y me entregaba entera? No, Juan. Eso no es amor que no se desprende. Eso es ego que no tolera perder su control. Eso es apego disfrazado de poesía barata. Eso es cobardía queriendo volver, pero sin sanar ni asumir. Yo sí me he desprendido de ti. Y no fue fácil. Me costó la piel, los sueños, el silencio. Me costó entender que no soy el reflejo de tu culpa ni el premio de tu arrepentimiento. Yo ya no te...

Carta Final: Nunca estuviste a mi altura

  Carta Final: “Nunca estuviste a mi altura” Juan, Mientras tú creías que me manipulabas con migajas de afecto y promesas envueltas en mentiras, yo observaba en silencio. Con una calma que no conoces. Con una inteligencia que jamás comprenderás. Fingí necesitarte. Fingí esperarte. Fingí amarte. Porque sabía que el momento llegaría: este. El instante en que te dejaría con el alma desnuda, sin refugio, frente a una verdad brutal: Nunca estuviste a mi altura. Te creíste astuto, cuando eras predecible. Te creíste fuerte, cuando solo eras cobarde. Te creíste imprescindible, cuando solo fuiste un capítulo más —uno que terminé con la pluma firme de quien ha vivido mucho y ha vencido más. ¿Sabes qué tienen en común todos los hombres que intentaron traicionarme? Que terminaron arrepintiéndose. Que no olvidaron mi partida. Que me buscaron en otras que jamás estuvieron a mi nivel. Que lloraron… cuando ya era demasiado tarde. Y tú no serás la excepción. No me ganaste. ...